La nueva generación de calderas aporta mayor confort y mayor eficiencia
La climatización sostenible es una meta que a todos nos gustaría alcanzar. Es más, es una meta que estamos seguros de que alcanzaremos a su debido tiempo. Pero entretanto, es posible toparse con ciertas limitaciones para adoptar sistemas de climatización basados en energías renovables. A veces vienen impuestas por el lugar en el que vivimos, a veces por la comunidad de vecinos… La buena noticia es que, aunque nos veamos obligados a seguir dependiendo de sistemas de climatización basados en recursos no renovables como el gas, la tecnología de las calderas de condensación nos ofrece un gran margen de mejora, y por tanto una posibilidad de ser más respetuosos con nuestro entorno.
Una buena caldera, bien revisada y mantenida, tiene una larga vida útil. Pero por mucho que nos parezca que el servicio que nos presta no ha cambiado, los tiempos sí lo han hecho. Las calderas de anteriores generaciones a la actual no solo no ofrecían tantas prestaciones desde el punto de vista de la experiencia del usuario, además, consumían más gas y tenían un nivel de emisiones mayor; tanto es así que desde 2015 la normativa indica que en todas las nuevas instalaciones tiene que haber calderas de condensación.
Si estás comprometido con un modelo de vida más respetuoso con el entorno, puede que estés en Re_Magazine porque buscas que tu siguiente sistema de climatización sea más sostenible. Pero también puede que, como hemos dicho al principio, hayas encontrado ciertas limitaciones para hacerte con un sistema basado en energías renovables como la aerotermia.
Si es tu caso, seguro que este artículo te va a interesar. Te interesará saber que la forma en la que las actuales calderas de condensación generan y aprovechan el calor las convierte en equipos más respetuosos con el medio ambiente. Puede que no se pueda afirmar que sean sistemas de climatización renovables en el sentido estricto de la palabra, pues al fin y al cabo emplean gas para su funcionamiento, pero comparadas con la anterior generación de calderas no cabe duda de que son un paso importante hacia la sostenibilidad.
Cómo funciona una caldera de condensación
Como ya hemos dicho, las calderas de condensación actuales hacen una gestión mucho más inteligente del calor conseguido con la combustión del gas. Esta tecnología es la que mayor rendimiento proporciona en instalaciones de calefacción y agua caliente. Su capacidad para aprovechar gran parte del calor que se pierde en forma de vapor de agua en el humo de la combustión genera un rendimiento extra que permite ahorros de entre un 15 y 30%, según el tipo de instalación.
Por eso, al apostar por la tecnología de la condensación, estaremos consiguiendo no solo un beneficio personal (en forma de menor gasto y mayor confort), sino también un hogar más respetuoso con el entorno.
Tecnología e innovación
En los últimos años la industria de la climatización ha desarrollado tecnologías para que las calderas, aparte de cumplir con normativas cada vez más exigentes, también mejoren la experiencia del usuario. Y si hay algo en lo que, como usuarios, notemos enseguida la diferencia entre una caldera y otra, es sin duda en el suministro de agua caliente.
Encender un grifo y tener que esperar cinco minutos a que salga el agua caliente es algo del pasado. También lo es recibir un golpe de realidad en forma de agua helada mientras te estás duchando, porque alguien, en algún otro baño o en la cocina, ha abierto un grifo.
Saunier Duval, que es una marca pionera en innovación en calderas, incorpora sus propias tecnologías de gestión del agua caliente en los distintos modelos de sus calderas (Start&Hot Microfast 2.0, Warm Start, Isodyn2…). Todos ellos están orientados a conseguir dos objetivos:
— Rapidez: Hacer un uso responsable de los recursos no solo pasa por consumir menos gas, también por no malgastar agua. Las tecnologías de acumulación de agua que incorporan las calderas de condensación garantizan que, cuando un usuario demande agua caliente, el tiempo de espera sea mínimo.
— Estabilidad: Que no se produzcan saltos en la temperatura cuando varios usuarios demandan agua caliente a la vez es importante porque evita que intentemos compensar la diferencia aumentando la temperatura en el regulador. Un dispositivo capaz de proporcionar estabilidad en el suministro de agua caliente también evita los picos de consumo.
Modulación, mayor confort con el mínimo consumo
Otra de las ventajas que aportan las calderas de última generación en cuanto a contención del consumo y respeto por el entorno, es la posibilidad de asociarlas con un termostato modulante WiFi como el MiGo de Saunier Duval, que incrementa hasta un 13% la eficiencia de la caldera y que hace que toda la gama doméstica consiga el etiquetado A+ en calefacción.
Hasta hace pocos años, un termostato no era más que un dispositivo on/off que mandaba una señal de encendido o apagado a la caldera en función de una temperatura programada. Las calderas, por su parte, también tenían solo esa doble función on/off; o funcionaban al 100% o permanecían apagadas.
Las calderas modernas, en cambio, pueden mantener distintos regímenes de trabajo. El termostato modulante es el aparato que calcula la diferencia entre la temperatura actual y la deseada, e indica a la caldera a qué potencia debe trabajar.
Esta idea tan sencilla consigue que, una vez alcanzada la temperatura de confort, la caldera entre en una especie de periodo de latencia en la que el trabajo es mínimo, solamente lo justo para garantizar la estabilidad de la temperatura. Y como consecuencia el consumo se reduce. Una ventaja añadida es que las calderas de condensación y los termostatos modulantes pueden adaptarse a cualquier sistema emisor: radiadores, suelo radiante, fancoils…
Por todo lo dicho, puede que hablar de calderas de condensación se quede un poco corto. Más bien deberíamos hablar de calderas de última generación (que por ley serán de condensación, claro). Las tecnologías de gestión de agua caliente, la conectividad, los termostatos modulantes… todo ello ha servido para alumbrar una generación de calderas que, si bien emplean un recurso no renovable, lo utilizan de una forma tan eficiente que solo puede ser calificada de respetuosa con el entorno.
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