Relájate en todo menos en tu compromiso con el planeta
El verano es esa época del año en la que la mayoría de la gente hace un alto en sus rutinas habituales. La vida de verano es distinta a la vida en cualquier otra estación: los horarios se desmandan, nuestras propias normas se relajan y nos hacemos más indulgentes con cosas que el resto del año tenemos más controladas (con la notabilísima excepción de la locura navideña). Está bien que así sea porque ¿qué sería de la vida sin veranos? Pero se puede disfrutar de todo ello sin necesidad relajarnos en un aspecto que ya no admite más laxitud por nuestra parte: la sostenibilidad.
Los viajes, las comidas, el aire acondicionado, las consumiciones en vasos desechables en la playa, las masificaciones… El verano puede ser una época maravillosa para nosotros por muchos motivos, pero sin duda también es una época difícil para el mundo que habitamos. ¿Es inevitable? En absoluto. Si quieres vivir un verano feliz sin que tu huella de carbono se dispare, aquí van seis consejos que puedes seguir:
Ahorra energía en el hogar
Utiliza el aire acondicionado de manera eficiente. La temperatura de confort del aire acondicionado en verano está entre los 24º y los 26º, aunque en invierno se recomiende poner la calefacción entre 19º y 23º grados. Hay muchos factores que explican esta disparidad, pero centrándonos solo en la parte de la eficiencia energética, hay que considerar el salto térmico que supone lograr en cada caso dichas temperaturas de forma artificial.
Ahorra agua
Durante el verano debemos beber más agua y, dado que pasamos más tiempo fuera de casa, tendemos a recurrir al agua embotellada, generando así más residuos. Si llevas contigo una botella de agua reutilizable en lugar de comprar agua embotellada, ahorrarás dinero, reducirás los residuos plásticos, disminuirás tu huella de carbono (que tiene en cuenta la energía requerida para producir y transportar el producto) y además ahorrarás dinero. En verano también nos duchamos con mayor frecuencia, así que debemos intentar reducir el tiempo de ducha y hacerlo con agua tibia. Ojo, porque si lo que queremos es refrescarnos, usar agua fría puede ser contraproducente. Se consigue un alivio instantáneo, sí, pero se fuerza al cuerpo a aumentar su temperatura, por lo que la sensación no es duradera. El agua tibia es más útil en esos casos. Por último, si tienes plantas o jardín, procura regarlos temprano por la mañana para evitar la rápida evaporación y dar tiempo a las plantas a aprovechar el agua.
Muévete sin contaminar
En la medida de lo posible elige medios de transporte sostenibles para moverte. El verano es una época ideal para moverse en bici en casi todas las ciudades, bien sea la propia o aquella que estemos visitando. Y si sales por la noche, ¡nunca como en verano da tanto gusto caminar!
Come fresco y de proximidad
Se evitaría una cantidad enorme de emisiones si en verano todo el mundo optase por productos frescos no procesados como el pescado, las ensaladas y, en general, los alimentos de proximidad. Y ninguna estación invita tanto a ello como el verano. En cuanto a la carne, reduce el consumo de vacuno, es una importante fuente de emisiones de gases de efecto invernadero.
El destino importa
En verano huimos de las ciudades en masa para refugiarnos en playas, montañas y campos. En muchos casos sobretensionamos estos ecosistemas hasta el punto de dejarlos irrecuperables. Por eso es importante que evitemos la masificación. ¡Los destinos masificados de verano seguirán ahí el resto del año y, además, resultarán más atractivos en temporada media o baja!
No descuides el reciclaje
Las consumiciones en la playa, los festivales, la cubertería desechable… En verano se produce una gran cantidad de residuos extra. No bajes la guardia, sigue evitando los plásticos siempre que sea posible ¡y recicla!