Un sistema híbrido como solución a una instalación aún no amortizada
Hasta hace no mucho, el gasoil era la única opción de climatización con la que contaban los propietarios de viviendas unifamiliares situadas en entornos rurales, donde el gas no llega ni se espera. Sin embargo, en los últimos años la aerotermia ha emergido como una estupenda alternativa, ¡una bomba de calor no necesita más que una toma de corriente para funcionar! Ahora bien, ¿qué opciones tiene el propietario de una instalación de gasoil plenamente operativa y aún no amortizada? ¿Por qué deshacerse de algo que funciona perfectamente?
De un vistazo
Localización
Vivienda en entorno rural sin acceso a gas.
Tecnología
Mixta: Aerotermia + Caldera.
Ahorro medioambiental
La bomba de calor aerotérmica no utiliza combustibles, no emite gases ni genera residuos.
Sistemas y servicios
Bomba de calor aerotérmica + generador ya existente (caldera de gasoil) de apoyo para el agua caliente.
Han participado en este proyecto
Tecnología
Comencemos aclarando que no es estrictamente cierto que las calderas de gasoil fueran la única opción de climatización que tenían quienes poseyeran una vivienda situada en un entorno rural o aislado; siempre existía la alternativa de una instalación de radiadores eléctricos y un termo para agua caliente sanitaria. Claro que esta no era una opción demasiado popular, dada la enorme variabilidad de los precios de la electricidad. El gasoil, por otra parte, tampoco es una opción precisamente barata. Puede que su coste de funcionamiento sea más estable que el de una instalación eléctrica, pero eso no quita para que sea realmente alto.
Pero como decimos, el gasoil y la electricidad ya no son la única opción disponible para casas sin acometidas. En los últimos años han venido a sumarse a ellos la biomasa (pellets) y la aerotermia. Ambas son dos buenas opciones, pero si tuviéramos que escoger una, por ser realmente limpia, barata y eficiente, sin duda nos quedaríamos con la segunda.
Energía gratuita, energía renovable
La aerotermia, como ya hemos dicho en otras ocasiones consiste en el aprovechamiento de la energía térmica del aire exterior para climatizar un vivienda y producir agua caliente d e una manera sencilla, económica y respetuosa con el medio ambiente. Y es que sí, el aire exterior contiene suficiente energía como para procurarnos calor, incluso con temperaturas por debajo de cero. La bomba de calor se encarga de tomarlo del exterior y de transportarlo al interior de nuestra vivienda, donde el sistema de emisores (radiadores, fancoils o suelo radiante) se encargará de distribuirlo.
Ahora bien, si la bomba de calor también funciona con electricidad, ¿qué la convierte en mejor opción que un sistema de radiadores eléctricos? Pues bien, lo interesante aquí es que la bomba de calor puede procurar mucha más energía térmica que la energía eléctrica que consume. Concretamente, por cada kW eléctrico consumido por la bomba de calor, obtenemos 4 kW de energía térmica útil, es decir, 3 kW de energía gratuita.
Con una bomba de calor como mínimo el 80% de la energía consumida proviene de energía renovable y sólo el 20% restante, o menos, es energía eléctrica.
Y todo esto está muy bien, pero ¿qué ocurre si un propietario que ignorara que esta opción existiera, ha invertido hace pocos años en una instalación de gasoil que a día de hoy funciona perfectamente? ¿Debe deshacerse de la instalación de gasoil e invertir en una instalación aerotérmica? ¿O es mejor, tal vez, esperar a amortizar la instalación de gasoil?
Lo cierto es que este es un caso bastante habitual. Pero por fortuna hay una tercera opción: la hibridación.
Hibridación. No renuncies a lo que ya tienes
Lo cierto es que el hecho de tener una instalación que cuente con más de un generador nos aporta una ventaja fundamental que, de hecho, hace que la inversión en aerotermia sea aún menor.
Como una bomba de calor no es capaz de producir un caudal continuo de agua a alta temperatura para dar servicio de agua caliente sanitaria (ACS), una instalación aerotérmica tiene que incorporar necesariamente un interacumulador, es decir, un depósito de agua, que será mayor o menor en función del número de usuarios de la vivienda. Pero al contar con un segundo generador, podemos hacer que el ACS dependa de este, de manera que no será necesario incorporar depósitos ni conducciones extra en la vivienda.
Nos encontramos, pues, con un generador ultraeficiente encargado de la calefacción, que es la partida que mayor peso tiene en la factura. Se trata de un aparato que apenas consume, no requiere mantenimiento y no emite nada a la atmósfera; eso que hemos ganado. Por otro lado, nuestra vieja caldera, que anteriormente devoraba litros y litros de gasoil, permanecerá apagada hasta el momento en el que lo requiramos para producir ACS. Es decir, que su uso será puntual.
Cabe señalar aquí, por cierto, que un sistema híbrido permite aprovechar cualquier tipo de generador existente, así que no necesariamente tiene que tratarse de una caldera de gasoil, como en este caso. La instalación, independientemente de qué tipo de generador tengamos, es siempre muy sencilla, sin grandes obras, y el resultado es siempre el mismo: un gran ahorro a cambio de una inversión más que razonable.